26/3/18

En modo tradicional, rosquillas de nata

 Semana Santa a la vuelta de la esquina, y, como manda la tradición, unas rosquillas de nata que quitan el hipo.

Además de tradicional, es una receta de aprovechamiento  pues guardo la nata que se forma después de hervir la leche (leche bronca).

Son deliciosas y delicadas, como tantas recetas tradicionales sin complicación, tienen la desventaja, eso sí, de que las comerás en un suspiro, pero.... siempre puedes hacer más.

Sin más rodeos,  mira como se hacen




Ingredientes: 

260 gr. de harina (yo usé una mezcla de harina de trigo gallega y harina de kamut) cualquier harina que tengas en casa valdrá, 125 ml. de nata, puedes comprar nata con un 35% de grasa, 2 huevos M, 50 gr. de azúcar blanca, 1 cdita. (8 gr.) de levadura quiímica en polvo, ralladura de un limón grande, pellizco de sal, aceite de oliva virgen extra.







 Mezcla con tenedor o en amasadora, la harina, la levadura, el azúcar y la sal, incorpora bien.

Ralla la parte amarilla del limón, añade a la mezcla anterior  junto con la nata y el huevo, puedes mezclar a mano ayudándote de un tenedor, pero si tienes amasadora o algún robot, mejor, más fácil.

Una vez bien incorporados los ingredientes, saca del bol y amasa a mano durante 2 ó 3 minutos, hasta conseguir una bola homogénea.

Deja que repose tapada, aproximadamente 15 ó 20 minutos.






Pellizca un poco de masa y haz un cilindro delgado, une los extremos.

En una sartén o cacerola, pon una buena cantidad de AOVE, fríe las rosquillas por las dos caras, controla la temperatura del aceite y busca el punto en que se frían pero  no se quemen.

Pásalas a una fuente cubierta con papel  de cocina, para evitar que queden aceitosas.





Y nada más, espero que te gusten mucho, y no hagas como yo, que casi me indigesto de tantas que comí, pero es que están... ¡de vicio!


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